FERNANDO BUSTILLO DE LA CUEVA. UN GRAN MARINO DE PENILLA DE TORANZO

     Siguiendo con las biografías de los tres grandes marinos toranceses del siglo XVIII, iniciada ya con el luenés Joaquín Ibáñez de Corbera (1776-1852) [1], le toca ahora el turno a Fernando Bustillo de la Cueva, cuya vida entregada a la Marina fue igualmente larga y azarosa.

Retrato de Fernando Bustillo de la Cueva con banda y placa de la Real Orden de San Hermenegildo. José María Mellado, óleo sobre lienzo (siglo XIX). Capitanía General de la Real Armada.
 

      Fernando Bustillo de la Cueva nació en Penilla de Toranzo [2] en 1756, siendo bautizado en su iglesia parroquial de San Andrés el 12 de diciembre del mismo año. Sus padres fueron José Bustillo de la Concha, nacido en 1716 en la misma población, y Ana María de la Cueva Velarde. Se casó nuestro protagonista en 1792 en Ferrol, en la parroquia de San Julián, con Juana Gómez de Barreda y Pastrana, con la que tuvo cuatro hijos y una hija. Juana había nacido en Sanlúcar de Barrameda, siendo bautizada en julio de 1765. Era hija de Diego Gómez de Barreda, natural de Saro, del valle de Carriedo, y de doña Josefa García de Pastrana, de Sanlúcar de Barrameda. Don Diego se había trasladado a Sanlúcar alrededor de 1733 y gana Real Carta Executoria de Nobleza en Granada, fechada el 30 de marzo de 1746. Fue capitán de Milicias y regidor perpetuo de Sanlúcar. Sangre torancesa se unió con sangre carredana en este enlace, algo relativamente habitual por entonces entre la hidalguía acomodada de ambos valles.

Uno de sus hijos fue el teniente general José María Bustillo Gómez de Barreda, primer conde de Bustillo, que fue tres veces ministro de Marina (1851, 1857 y 1863). Este título de conde de Bustillo le fue dado por Isabel II en diciembre de 1860 y sus restos reposan en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando con los honores correspondientes a la jerarquía de almirante.

Penilla de Toranzo.
Parroquia de San Andrés y torre de Bustillo a principios del siglo XX.
Fotografía Wünsch.

     La vida militar de Fernando comienza con la admisión como cadete de artillería en septiembre de 1771, cuando contaba tan solo 15 años, y posteriormente solicitando Carta-Orden de guardiamarina en Cádiz en abril de 1774, donde cursó sus estudios y unió definitivamente su destino al de la Marina de Guerra española.

Embarcó en el navío Oriente, realizando una campaña en corso por el Mediterráneo, pasando a Cartagena, donde fue ascendido a alférez de fragata en 1775. Posteriormente transbordó al jabeque Garzota, con el que participó en la expedición de Argel. Esta contienda fue una gran operación de desembarco ejecutada por los españoles para intentar tomar la ciudad de Argel que terminó en un estrepitoso fracaso. A su regreso a Cartagena, en septiembre de 1776, fue nombrado ayudante del arsenal hasta marzo de 1777, en que fue destinado a la fábrica de fornituras. Ascendió a alférez de navío en mayo de 1778 y volvió a Cartagena en enero de 1779.

Plano del asedio a la plaza de Argel en junio de 1775. Esta fue una de las primeras campañas en las que intervino Fernando Bustillo. Licencia Wikimedia Commons.

     Embarcó nuevamente en el navío San Genaro en febrero del mismo año, navegando en corso por la costa de Berbería (es el término que se utilizaba para referirse a la costa de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia), en busca de piratas berberiscos. En junio se le confirió el mando de la goleta Brillante, con la que cruzó el Mediterráneo, participando del bloqueo de Gibraltar, contribuyendo a apresar una embarcación inglesa que estaba fondeada dentro del tiro de las baterías de la plaza, por cuyo motivo recibió el fuego de ellas y tuvo el buque graves daños, acción por la que consiguió su ascenso a teniente de fragata. En octubre, también de 1779, embarcó en la fragata Santa Catalina y al poco, en noviembre, en el jabeque Pilar, destinado igualmente al bloqueo de Gibraltar en ambas ocasiones, agregado a las lanchas cañoneras. Desembarcó en Cádiz siendo ascendido a teniente de navío en septiembre de 1781, ello por los méritos contraídos en las acciones durante este sitio. Volvió a embarcar en abril de 1782 en el navío Arrogante, de la escuadra combinada del general Luis de Córdova, realizando la segunda campaña al Canal de la Mancha. El 13 de septiembre estuvo en la famosa batalla contra Gibraltar, donde, con el bote armado de su navío, participó en el rescate de los náufragos de las baterías flotantes.

España intentó recuperar Gibraltar en 1704-1705, en 1727 y otra vez en 1779, año en el que se inició el sitio de la colonia británica, que duró hasta el final de la guerra en 1783. Tantos años de bloqueo hicieron que participara gran parte de la Armada española y sus marinos ilustres, entre los que se encontraba ya Fernando Bustillo. Más de 14.000 hombres cavaron trincheras, túneles, parapetos y montaron piezas de artillería en aquella campaña. Quince barcas cañoneras garantizaron el bloqueo naval. Los años fueron pasando entre bombardeos, bloqueo de los suministros —roto por los británicos con frecuencia— y negociaciones de paz que nunca acababan, hasta que el 13 de septiembre de 1782 se entabló una feroz ofensiva que duró dos días, con diez baterías flotantes dotadas de gruesas cubiertas de protección. Los vientos en contra, la mala mar, la puntería de los ingleses y el uso por su parte de balas incendiarias destruyeron por completo las baterías flotantes, que ardieron y tuvieron que ser abandonadas por toda su tripulación y finalmente explotaron. Las baterías de dos puentes tenían unos 700 tripulantes y las de un puente entre 350-400 hombres, aproximadamente. Cuarenta navíos españoles y franceses estaban preparados para intervenir, aunque no lo pudieron hacer por el tiempo y la mar gruesa. Los británicos tuvieron trece muertos y entre 1.500 y 2.000 los aliados. Tras el desastre de la ofensiva se continuó con el asedio y las negociaciones hasta que se firmó la paz con Gran Bretaña, poniendo fin al sitio en 1783.

Después de tomar parte en el rescate de los náufragos de las baterías flotantes aludidas, Fernando Bustillo participó el 20 de octubre de 1782 en la batalla naval del cabo Espartel contra los ingleses, regresando después a Cádiz.

Bombardeo y asedio a Gibraltar en 1782. Licencia Wikimedia Commons.

     Transbordó a continuación al navío San Joaquín en abril de 1783, haciendo viajes con tropas y pertrechos a Canarias y Ferrol, donde desembarcó, pasando más tarde a Cádiz. Se hizo cargo entonces de la urca Amalia, en octubre, saliendo para Montevideo en busca de caudales, de donde regresó en febrero de 1785, después de varios viajes, llegando a Cádiz en agosto, donde desembarcó.

El 22 de octubre de 1787 le dieron el mando de la fragata Santa María de la Cabeza, partiendo para El Callao, en Perú, donde embarcó caudales, cobre y productos de la tierra, hasta mayo de 1789, en que llegó de nuevo a Cádiz.

En agosto, a bordo de la urca Wincon, navegó rumbo a Ferrol, en donde fue destinado al Departamento de Buques Desarmados, encargo que desempeñó hasta abril de 1790. Pasó seguidamente a mandar la urca Presentación, realizando dos viajes con pertrechos de Ferrol a Santander. En julio se le nombró comandante del bergantín Ligero, en el que estuvo haciendo viajes por el mar Cantábrico hasta Pasajes. Ascendió a capitán de fragata en enero de 1792 y el 28 de julio de ese mismo año contrajo matrimonio con la ya mencionada Juana Gómez de Barreda y Pastrana, contando ya con 36 años. En septiembre de 1793 embarcó como segundo comandante en el navío Arrogante, con el que fue de Ferrol a Cádiz, desembarcando en febrero de 1794. Volvió a Ferrol de transporte en el navío San Dámaso y allí se le confirió, en junio del mismo año, el mando de la fragata Nuestra Señora del Carmen con la que estuvo en corso por el Mediterráneo e hizo un viaje a Montevideo, donde llevaba los pliegos con la paz acordada recientemente con Francia. Sobre este viaje y su arribada a dicho puerto se conserva un documento fechado el 26 de noviembre de 1795, escrito de su puño y letra y rubricado, en el que informaba de tal circunstancia.

Fernando Bustillo, comandante de la fragata Nuestra Señora del Carmen, informa de su llegada a Montevideo con los pliegos de la paz acordada con Francia. Biblioteca Virtual de Defensa.
 

Regresó a Cádiz formando parte de la escuadra del general José de Mazarredo. Partió posteriormente para Cartagena, donde se unió a la flota francesa del almirante Bruix, navegando hasta Cádiz, Brest, Rochefort, Ferrol, Vigo y volviendo a Cádiz. En febrero de 1800 pasó a mandar la fragata Ifigenia, en misión secreta, desembarcando en marzo, siendo destinado a los batallones de Infantería de Marina.

Siendo ya un marino curtido, en mayo de 1802 embarcó en la fragata Atocha, incorporándose a la escuadra del general Domingo de Nava, que llevó a Liorna a los reyes de Etruria, ascendiendo a capitán de navío en octubre.

El 1 de junio de 1803 tomó el mando del navío Montañés [3], siendo el segundo comandante del mismo nacido en tierras cántabras, con el que pasó a Ferrol, desembarcando allí el 10 de agosto, dejando este navío fuera de servicio; haciéndose cargo de la subinspección de pertrechos del arsenal hasta julio de 1805, en que le dieron el gobierno del navío San Julián durante dos meses, volviendo otra vez al arsenal de Ferrol, aunque por la guerra contra Inglaterra tuvo que volver al navío San Julián, del que desembarcó para su desarme en agosto de 1808.

El Montañés, famoso navío de línea construido a instancias de los cántabros emigrados que hicieron fortuna, especialmente en América, Filipinas y Andalucía.
Ministerio de Defensa. Museo Naval de Madrid.

     En noviembre del mismo año mandó el navío San Telmo, del que cesaría en octubre de 1809. En enero de 1810 se le otorgó el mando del navío San Ramón. Estando fondeado en la bahía de Cádiz, un violento temporal lo arrojó sobre la costa, donde fue incendiado por las fuerzas napoleónicas, a la vez que el Montañés.

El comandante Bustillo pudo escapar del desastre siendo recogido por los botes de otros navíos fondeados en la bahía. Fue asignado más tarde a las fuerzas sutiles de la Villa de la Real Isla de León (San Fernando, Cádiz).

En noviembre tomó el mando del navío San Pedro de Alcántara, con el que salió en febrero de 1811 para Veracruz y La Habana. Ascendido a brigadier el 24 de mayo de 1811, volvió de América a Cádiz en 1813.

Una vista de Cádiz según un grabado francés de principios del Siglo XIX.
Licencia Wikimedia Commons.

     Se le nombró por Real Orden de 1814 vocal del Consejo de Guerra de Oficiales Generales con la misión de juzgar a los oficiales que habían permanecido en la parte del país ocupado por el enemigo francés, cesando en febrero de 1817.
     Se le destinó en noviembre de 1817 a Cádiz.
    Fiel a Fernando VII, se negó a reconocer el gobierno revolucionario de 1820, fugándose. Solo al conocer la jura de la Constitución de 1812 por parte del rey la aceptó él también.
    A pesar de todo, fueron valorados de tal forma sus conocimientos que el 5 de octubre fue nombrado comandante general del arsenal de La Carraca, en Cádiz, hasta julio de 1822. Ascendió a jefe de escuadra el 14 de julio de 1825, siendo nombrado al poco tiempo comandante general de los Tercios Navales del Poniente.
    Obtuvo la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo por sus méritos.
   Permaneció en el Departamento de Cádiz hasta que falleció el 15 de febrero de 1828, de muerte natural.
    Francisco de Paula Pavía termina la biografía de este personaje de la siguiente forma:

 «Era don Fernando de Bustillo de aspecto noble y respetable; la rectitud de sus principios y sus caballerosos sentimientos, unido el ser un honrado y virtuoso padre de familia, lo hicieron estimable de cuantos lo trataron, y su nombre siempre se recuerda con honra en la Armada española» [4].

 

[2] Penilla era por entonces un pequeño barrio —que junto a los de Cueva y Pando formaba un concejo— a la sombre de la peña de su mismo nombre, cercano al río Pas, al que siempre miraba de reojo. Su edificio más importante era, y sigue siendo, la torre de Bustillo, de origen medieval, de la que el insigne Amós de Escalante dijo que «en vez de apoyarse en el monte, parece que el monte se apoya en ella». En ella, es de suponer, nacería nuestro protagonista.

[3] GARCIA ARANZÁBAL, Alfonso: El Montañés y sutiempo. Un navío cántabro al servicio de Su Majestad. (1794-1810), Librucos, Torrelavega 2020.

[4] PAVÍA PAVÍA, Francisco de Paula: Galería biográfica de los generales de Marina, jefes y personajes notables que figuraron en la misma corporación desde 100 a 1768. Tomo I. Madrid 1873.

 

Alfonso García Aranzábal
Médico y escritor, miembro de la Sociedad Cántabra de Escritores
 


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